Geolocalización: yo creo que sí
Quiero hablar de la geolocalización “activa”, por llamarla de alguna forma, que requiere de la participación activa y consciente del usuario a la hora de geolocalizarse en un lugar determinado, y no de la geolocalización en segundo plano – tweets geolocalizados, aplicaciones de fotos, mapas, de publicidad, juegos, etc- que aunque se puede configurar para ser igualmente activa, no suele serlo, siendo la geolocalización un coadyuvante al uso de la aplicación y no su medio en si.
“No termina de arrancar”. Es lo que se desprende de los artículos que se pueden leer últimamente. Eso dicen estadísticas, especialistas en marketing que se hacen eco de analistas como White Horse, etc. Pero, como tantas otras cosas, no es lo que se “siente en las calle”. Recientemente, en Nueva York se declaraba el 16 de abril como “Día de Foursquare” y hay campañas publicitarias basadas en la geolocalización simplemente geniales. Para una muestra el video de GranataPet:
Siguiendo la infografía sobre el año 2010 que ofreció la empresa en enero, el crecimiento es lo suficientemente sólido como para hacer atractiva la participación en estas redes.
¿Qué ocurre? ¿Cuando hablo de geolocalización sólo conozco Foursquare? No es eso. Es la que para mí, mejor lo está haciendo. Puedo nombrar Gowalla, Facebook Places… pero no los veo tan claros como Foursquare. Aunque, por supuesto, Facebook Places tiene detrás la enorme base que es Facebook y algo como poder geolocalizarte en los eventos de tu red está muy bien, aparte de los Deals. Pero suena como ir a rebufo.
Leyendo estos estudios, se desprende que existe un rechazo “a priori” a la geolocalización. Creo que es una actitud aprendida y muy generalizada en la sociedad que crea un prejuicio – entendido como eso: un juicio previo ante algo desconocido que puede ser acertado o no – frente a algo que puede suponer una posible pérdida de privacidad. En algunos países, como México raya lo paranoico. Hay que entender también las circunstancias a las que se enfrentan en algunos países. Pero al ser una actitud basada en un juicio previo, no es tan inamovible como otras actitudes, como las basadas en experiencias, es susceptible de cambiar cuando el usuario prueba la aplicación y se da cuenta de dos cosas: El usuario controla en todo momento qué geolocaliza y qué no. Es cuestión de aplicar el sentido común. Y segundo, el usuario obtiene un beneficio de la geolocalización: Social entre sus amigos, como juego de competición, en forma de rebajas o información en su consumo habitual y de ocio.
Esto es, además, lo que he notado siempre que explico a alguien que es eso de “checkearme” aquí… una primera reacción de “¿Vas a publicar donde estás, pa qué? Tas tonto” seguido de “ah, a ver… ¿Como has dicho que se llama?” cuando explicas que puede tener premio hacerlo – aunque a veces sea simplemente el de tener una excusa más para usar el smartphone o el de provocar envidia de “marco incomparable” – Aparte de colmar esa sensación tan nuestra que es decir la frase “He conocido un sitio que os va a encantar…”
Yo uso Foursquare con regularidad, y Facebook Places muy esporádicamente. Esta forma de geolocalización es la que tiene mayor campo por delante en el marketing y además no es intrusiva sino que responde a la petición del usuario, y eso se agradece. Para las empresas es una forma de marketing en redes sociales muy interesante y asequible, que permite una difusión muy amplia de su negocio. Mi “check-in” en un lugar lo ven potencialmente 500 usuarios – mi Foursquare está unido a mi Twitter y mi Facebook, dos cuentas pequeñas – y si alguno comenta, le gusta o hace retweet, la amplificación es, potencialmente, de progesión geométrica.
En el caso de Málaga, esto debería ser muy tenido en cuenta, ya que en este momento, en Málaga Foursquare sólo tiene 12 promociones. Hay mucho terreno para hacer campañas muy interesantes.
P.D. Este artículo está especialmente dedicado a los locales de Dunkin’Coffee de mi ciudad de los que aspiro a ser “Mayor” ¡Promoción ya! xD
Deja una respuesta