Odio este maldito frío que se cala en los huesos

Odio este maldito frío que se cala en los huesos. Esta ciudad sólo tiene dos meses de invierno, que apenas pueden llamarse así. Pero tan húmedos que los huesos duelen como si les clavaras agujas. Llevo en esta esquina, frente al restaurante, casi media hora más de lo que había planeado y eso es una señal que no se interpretar. Alicia ha sido uno de mis objetivos más interesantes. Una… Ver la entrada completa