Frío

En muchos sentidos.

No recuerdo un invierno tan frío. Aunque sé que lo ha habido. Pero ninguno tan frío en mi casa. Quizás es por la nueva distribución de la casa, el salón mucho más grande. Pero nunca he estado tan vestido dentro de casa. No tengo calefacción, en Málaga, para dos meses de frío, cada cuatro o cinco años, no merece mucho la pena.

No solo es la temperatura. El mundo está frío. Poner las noticias hiela. El año ha empezado muy mal. Yo tengo frío. Estoy frío. Pese a que me hierva la sangre. Me he construido un refugio de alta definición y de Dolby surround para no mirar, no sentir, para huir del mundo. 300 vatios que ahogan los pensamientos en mi cabeza. Y lo peor es que funciona. Muy bien.

Consumo. Hay que levantar el país (ironía). Aún no he podido probar mis últimos juguetes. El estudio, los flashes, la wiifit (ha sido un regalo :P). El precio de lo consumido es directamente proporcional a lo mal que me siento. Debo sentirme muy mal. No estoy seguro, el frío adormece los sentidos.

Debo pensar en cosas que me mantengan caliente. Las cenas que montaré en casa, Las sesiones de fotos. El curso que comienza. Sí, para mi sí. Sólo me matriculé de asignaturas del segundo cuatrimestre para tener libre el primero y cumplir un plan que he cumplido sólo en parte. Bueno, una buena parte. Es un logro. Mi casa ya no me agobia, me he expandido por ella. Me ha quedado muy bien.

Pero sólo me sale pensar en ella. En su boca, en su voz, en su mirada. En el calor que desprende.

Tengo frío. Me miro al espejo y no me gusta lo que intuyo.

Pero no me siento vencido. Con el frío hiberno. Como el oso que parezco. Pero despertaré. Es una certeza, o al menos una esperanza.

Ahora tengo frío. Pero en mi burbuja se está bien. Fuera hace frío.