Un fin de semana en Granada
Este fin de semana, del 22 al 23 era el examen MIR. Algunos compañeros se examinaban en Granada, así que decidimos aprovechar y pasar el fin de semana en esta bella ciudad. Mientras nuestros compañeros se examinaban, tres amigos fuimos a disfrutar del centro de Granada:
Granada es una ciudad que me encanta, aunque reconozco que siempre que voy me gusta visitar los mismos lugares: El Albaicin, el paseo de los tristes, con esa bella vista de la Alhambra, que si además es nocturna está especialmente majestuosa con su iluminación.
Ante todo me gusta ir a las Calles Calderería Vieja y Calderería Nueva (y ¿calle Elvira?), a las teterías. Y las pastelerías con pastas y dulces árabes (pastela, qué rico). Me encantan esos lugares. Y si es bien acompañado, como estuve :), mejor que mejor. Y visitar el mercado de artesanía.
Con el frío de estos días, imprescindible tomar chocolate con churros en la plaza Birrambla, por ejemplo.
Ese sábado cenamos en un restaurante en el Albaicin que desde su planta primera tiene una vista genial de la Alhambra: El Agua. Allí, además de una variedad interesante de vinos, puedes pedir fondue de carne, de queso y la que desde este día es mi preferida: de chocolate 😛 jajaja. Muy rico. Un sitio perfecto para una cita romántica ;).
El domingo, después de dormir poquito, fuimos a ver la Alhambra. Visita completa, cuatro horas. Hacía mucho tiempo que no iba, la última vez fue con mis padres. Fue curioso comparar mis recuerdos con la realidad. La Alhambra es uno de los sitios más bonitos que conozco, debía ser magnífico vivir allí en aquella época… entre esos jardines, con la ciudad bajo uno. Esto me recuerda a un libro que me encantó, que aunque transcurre en el Califato de Córdoba, otra bella ciudad, durante la dinastía Omeya en Medina Azahara, rememora esas inmensas obras de arquitectura, jardinería, agua y artesanía que se construyeron en Andalucía durante el dominio musulmán: “La Estirpe de la Mariposa” se llama.
Cuando volvimos de la visita turística nos fuimos a tapear por la zona del campus universitario (Pides algo de beber y te ponen una tapa, que equivale en Málaga a media ración 😛 como poco). Por muy poco dinero te pones hasta arriba.
Y de nuevo a Málaga.
Cuando vuelves a Málaga, no encuentras Alhambras, Albaicines, calles repletas de teterías… aunque hay rincones preciosos y teterías magníficas… pero no la cambiaría jamás… porque en dos días fuera, sólo dos… el corazón da un salto cuando vuelves a ver, oír y oler el Mar… aunque no lo vea, necesito saber que está cerca.
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