Yo también quiero hablar de la Ley Sinde
La Ley de Economía Sostenible (la “Ley Sinde”, aunque esta parte apenas suponga una disposición de dos folios al final de la ley ha sido suficiente para cargarse todo lo demás) no fue aprobada finalmente, >volverá a ser discutida y éste es el momento perfecto para hacer las cosas bien. ¿Qué significa “hacer las cosas bien”? Significa debatir, dialogar y llegar a un acuerdo.
“Se necesita cambiar de modelo de mercado. La Red ha cambiado el mundo. Estoy hablando de una auténtica reconversión industrial” Dice Alex de la Iglesia, presidente de la Academia de Cine, en un artículo de opinión en el ABC. Y eso es lo que hay que entender. Y algunos, consumidores y autores, son incapaces de hacerlo. Pero tampoco podemos caer en la trampa de decir que, por ser cultura, el cine, la música, la literatura deben ser gratuitos por imposición. Eso debe decidirlo el autor, ya me explicaré. Hay que recordar que el Artículo 27 de la Declaración de los Derechos Humanos, nos atañe a ambos “bandos”, autores y consumidores ( y ojo que la linea entre estos dos grupos es completamente artificial), estableciendo como derecho fundamental en el punto 1, el derecho a poder “gozar de las artes” y en el punto 2 el derecho a la “protección de los intereses morales y materiales que le correspondan” como autores.
Yo soy consumidor de cine de música y de literatura. Defiendo las descargas, pues veo bien el compartir la cultura, lo llevo haciendo desde las casettes, pero sí creo que el “Top Manta” debe ser combatido por la ley, principalmente por explotar personas, castigando al explotador, pero no al explotado. Y además, como se puede ver en mi web, también escribo, y soy creador, en mi pequeña medida, como amante de la fotografía. Yo no vivo de ello, y elijo, como autor de mis fotos y textos someter éstos a una licencia de creative commons. Pero es mi elección, nadie puede obligarme a elegir esto. Si yo decidiera que quiero vender mis fotografías, debería tener derecho a que el resultado de mi creación fotográfica repercutiera en mí, y no en alguien que se dedique a copiar mis fotos. O en alguien que sólo se dedicara a gestionar mis derechos. Que ya los puedo gestionar yo. Ahora bien, no puedo asumir, como asumen algunos autores, que todo aquel que copia una obra está perjudicándoles. Esto es incierto. Si me decidiera a vender mis fotos seguro que hay mucha gente, la inmensa mayoría, lo asumo :), que no pagaría nada por ellas, pero que sin embargo, puede que alguna le haga gracia y se la copie. No hay forma real de impedirlo. Y que la ponga en su facebook, o blog o algo. Ojalá me nombrara y me enlazara, no es un gran precio. Pero no podría asumir por eso que pierdo dinero, porque esa persona en concreto nunca será un “comprador” de mi obra. De hecho, quizás estaría ayudando a difundirla.
Quiero exponer mi caso como consumidor. A mi me encanta el cine, y como he explicado soy un adicto a las series de televisión. Yo bajo música, series y cine de la red. Pero también voy al cine, estoy abonado al iPlus, tengo una cuenta de pago de Spotify y formo parte del Círculo de Lectores. Y si una película me gusta mucho, la tengo en versión coleccionista, eso suelen ser regalos. Soy mileurista, y me lo puedo permitir porque esos son mis vicios y no tengo otros. Tengo un presupuesto. Es mi opción. Y aparte de lo que veo por que lo pago, con gusto, veo mucho más, porque está ahí, simplemente porque lo puedo coger, en unas calidades excelentes, HDTV (nada de screeners, he dicho que me gusta el cine) ¡y en versión original subtitulada!. Que esa es otra (No me veo como cliente de AppleTV si no añaden VOS a su oferta). Pero, si no pudiera descargarlos, tampoco me saldría de lo presupuestado, no lo compraría. Luego no soy un comprador potencial, no estoy haciendo perder dinero a nadie. No, tampoco a los videoclubs. Mi experiencia con los videoclubs es mala: sobre todo discos rayados del uso, o que el reproductor no pilla. Al final pagaba sin verla entera o verla bien (y bueno, cuando era VHS aún peor). Los dejé atrás mucho tiempo antes de que las descargas fueran tan usuales. Es un negocio obsoleto.
Yo creo que muchos consumidores podrían identificarse con esta forma de consumir: Tienen sus presupuestos para comprar alguna música, ir al cine, etc. Y se descargan películas gratis por que pueden, pero no como opción a pagarlas. No son clientes que pierden los autores. Si se hiciera una encuesta digna al respecto se vería que sin descargas, las taquillas crecerían mucho menos, muchísimo menos, de lo que los autores, y especialmente los intermediarios de sus derechos, dicen. Tampoco es este país nuestro el número dos del “pirateo”.
Pero aun así, ésta no es la razón principal para oponerse a la Ley Sinde. La razón es que es una ley precipitada y promovida por intereses no muy claros, que abre una puerta a la censura y a romper la neutralidad de la red. Aunque pueda aceptar que no sea ese el espíritu con que se haya hecho, es lo que permite. Y ésto tampoco quieren verlo algunos autores, que sólo ven el asunto “piratería”. Ésta ley no solo no protege eficientemente al autor, sino que facilita un medio de cerrar webs que simplemente defiendan intereses contrarios a los que dominen el comité, que recordemos será político, ya que la supervisión judicial que se puede hacer en cuatro días es, cuanto menos, superficial.
Hay que cambiar el modelo de industria, hay que llegar a otro tipo de distribución que se acerque a los nuevos hábitos de consumo, que es el consumo en la red, de nuestra sociedad, igual que muchos consumidores que no lo hacíamos volvimos a comprar música con iTunes y Spotify (por decir dos).
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