Efecto de los campos electromagnéticos sobre la salud

Esta semana he estado en un curso, muy interesante, sobre el efecto de las campos electromagnéticos (CEM) sobre la salud. Estaba organizado por el Colegio Médico de Málaga, la Sociedad Española de Protección Radiológica y el Departamento de Radiología de la Facultad de Medicina. En principio dirigido a personal sanitario, pero no únicamente. En el curso se habló del efecto de la exposición a CEM de frecuencias industrial (lineas de alta tensión, etc.) con estudios epidemiológicos, in vitro (modelos celulares) y con animales, de los usos terapéuticos y diagnósticos de los CEM (fisioterapia, terapias contra el cáncer, diagnóstico por imagen: Resonancia Magnética Nuclear) y también de las frecuencias utilizadas por las tecnologías de la información y comunicación (TIC), así como la legislación actual sobre el tema. Este resumen no debe ser entendido como las conclusiones de los organizadores del curso, sino como mi interpretación personal del mismo como estudiante de Medicina asistente al mismo.

Para hacerse una idea de lo que es una onda electromagnética, y de cual es el rango de frecuencias de esas ondas se pueden seguir los enlaces a wikipedia, no es muy científico pero es una aproximación útil.

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Estudios con ondas electromagnéticas del rango de la telefonía Móvil

Me gustaría dar algunas ideas concretamente sobre el rango de frecuencias utilizadas en telefonía móvil (frecuencias móviles: FM). Es un tema muy controvertido, que generalmente, con excepciones, es tratado por la prensa de forma sensacionalista.

Si bien, aún no hay estudios que demuestren efectos patológicos (causantes de enfermedad) en la exposición a estas frecuencias (ICNIRP), aparte de los efectos térmicos (debidos al calor) que son conocidos (el móvil produce calor y calienta el agua de los tejidos celulares) sí hay estudios con modelos celulares (in vitro), experimentación animal y con voluntarios humanos que demuestran que los CEM sí interfieren en procesos celulares, algunos de ellos ligados a la proliferación celular (crecimiento celular) y la apoptosis (muerte celular programada, que interviene en el crecimiento ordenado de los tejidos). Y que no son efectos térmicos de las ondas. Es decir, si bien estas frecuencias de onda están dentro de las radiaciones no ionizantes (RNI), es decir no tienen energía suficiente para movilizar electrones de los átomos y liberar partículas (como las radiaciones ionizantes: una parte de los rayos UVA, rayos X, radiaciones gamma, energía nuclear) que son cancerígenos conocidos, hay modelos celulares (in vitro) que demuestran que sí pueden activar procesos celulares que intervienen en procesos conocidos (proliferación celular y apoptosis) en el desarrollo de tumores. Y que esta capacidad tiene efecto ventana, es decir actúa en un rango determinado de frecuencias y de intensidad. En frecuencias e intensidades por debajo y por encima de estos rangos no se han observado estos efectos, o desaparecen los observados. Por lo que las medidas de precaución y modelos de estudios basados en no alcanzar limites de intensidad y de frecuencia podrían no ser útiles.

También está estudiado que los niños, entre otras razones por el hecho de no tener el cráneo completamente formado aún, absorben una mayor cantidad de calor (efecto térmico) que los adultos en sus cerebros. También se han realizados estudios de doble ciego (ni el sujeto de experimentación ni el experimentador conocen cuando se produce la exposición, ni en que oído) con voluntarios adultos que eran expuestos a frecuencias móviles en uno de su oídos (solo frecuencia, no conversación) mientras resolvían diversos test cognitivos, observándose que durante las exposiciones y hasta una media hora después de ellas el individuo era más lento a la hora de encontrar las soluciones correctas. En cualquier caso estos estudios, como asegura la Comisión Internacional para la Protección ante Radiaciones No Ionizantes (ICNIRP) demuestran que existen efectos, pero no que estos sean patogénicos (un efecto produce enfermedad, cuando puede modificar un sistema celular, lesionarlo, y el cuerpo no puede recuperarse de esa modificación, es una lesión irreversible). Por ello es tan importante que se siga investigando en este campo, sobre todo de los efectos a largo plazo, y que, sin caer en la alarma, ya hemos visto lo inútil que ha sido con la gripe A, sí se pongan en marcha el principio de protección.

Hay que tener en cuanta que estos estudios se han realizado sólo en los últimos 10 años, la mayoría con frecuencias GSM y GPRS, y que la enorme velocidad de los adelantos tecnológicos requiere también agilidad a la hora de estudiar sus efectos sobre nuestro organismo, ya que están apareciendo enfermedades nuevas, como la lipodistrofia semicircular, aparentemente relacionada con CEM; o las personas con una posible hipersensibilidad a los CEM, en los que se ha constatado que existen alteraciones analíticas (hormonales, bioquímicas, etc.) que podrían ser producidas por ésta sensibilidad a los CEM, o bien podrían ser la causa real del síndrome, mal atribuido a los CEM o bien un síndrome ideopático (de causa desconocida) que predispondría a tener una mayor sensibilidad a los CEM, similar al caso de la fibromialgia. La amplia exposición a CEM (radio, televisión, móviles, wifi, electrodomésticos…) hace muy difíciles los estudios epidemiológicos que sí han sido útiles en las radiaciones de baja frecuencia (lineas de alta tensión).

Conclusiones

En cualquier caso, yo por ejemplo, no voy a dejar de utilizar las nuevas tecnologías, los móviles, la wifi, etc. Probablemente tampoco lo dejaría aun cuando se comprobase su patogenicidad a largo plazo, como muchos fumadores no abandonan el tabaco aún cuando en este caso sí que es conocida su patogenicidad, simplemente por que no lo desean y aceptan libremente el riesgo que supone. Pero si es interesante que exista una legislación adecuada, con unos principios de protección razonables que regulen la exposición a los CEM, como se regula la exposición al humo del tabaco o a otros patógenos conocidos, si bien teniendo en cuenta que aún no se sabe si realmente estamos hablando de los CEM como patógenos y a qué nivel. Actualmente existe una recomendación europea, pero no una legislación común. Cada país ha tomado sus propias decisiones, algunos más extremas y otros más permisivas. Algunos consejos que pueden ser útiles mientras se sigue estudiando son:

– Desenchufar, o apagar completamente, por la noche los electrodomésticos que no necesiten conexión, e incluso el router wifi si no se va a utilizar.

– Limitar la exposición de los niños al uso de móviles. Valore no regalar móviles en las primeras comuniones, como parece ser la moda, es quizás demasiado pronto y le ahorrará una exposición temprana al niño.

– Cambiar de oído el móvil frecuentemente en conversaciones largas (por los efectos térmicos).

– Utilizar manos libres (bluetooth o cable) para hablar por teléfono móvil. Cuanto más lejos esté nuestra cabeza de la antena del móvil, que está ya interna en casi todos los modelos, mejor.
En las llamadas, no acercar el móvil al oído hasta que haya conseguido la conexión. La mayor exposición se produce al recibir y efectuar una llamada, ese momento en el que el teléfono busca una antena de telefonía, cuya capacidad de exposición por cierto es insignificante en comparación al propio teléfono móvil. El móvil irradia más cuanto menor cobertura tiene, pues debe usar una mayor intensidad para llegar a la antena. Por cierto tener una antena de telefonía sobre el propio edificio supone una menor exposición que tenerla en el edificio de enfrente.

– Consultar en el manual de instrucciones del móvil cual es su SAR (tasa de absorción específica, que es una medida de la potencia máxima con que un CEM es absorbido por un tejido vivo). La Unión Europea fija el SAR límite en 2W/kg, por cada 10g de tejido. Cuanto más bajo sea el SAR menos exposición tendrá usando ese teléfono. El del iPhone 3GS es 0’79 W/kg.

– Recuerde que hasta el momento la única patogenicidad demostrada del móvil es su uso mientras se conduce. El uso de manos libres reduce este riesgo tan mínimamente que la distracción producida es casi igual que tenerlo en la mano, salvo en el momento de establecer la llamada. No existe una conversación que no pueda esperar.

2 respuestas a “Efecto de los campos electromagnéticos sobre la salud”

  1. Miguel de Málaga dice:

    Mi comparación va precisamente en ese sentido, hasta que no se demostró que el tabaco era efectivamente cancerígeno no se legislaron espacios libres de humo.

    Por ello incido en la importancia de seguir con los estudios, para crear de alguna forma una legislación en la que pueda haber espacios libres de ondas en las frecuencias e intensidades que se demuestren nocivas, zonas libres de coberturas. En el caso que dices, las antenas de móviles apenas radian lo que más te radia (la diferencia es enorme) es el aparato en sí, el móvil.

    La diferencia principal en este simil es que el tabaco se sabe ya que es patogénico y las radiaciones de rango movil y wifi podrían serlo o no. Es importante averiguar esto cuanto antes mejor.

  2. Pablo dice:

    Estoy de acuerdo con que nadie va a dejar de usar las nuevas tecnologías aunque se demuestre que su exposición prolongada a sus radiaciones pueda ser nociva. Sin embargo la comparación con el tabaco no la veo del todo acertada, en tanto en cuanto tú decides fumar y si quieres entrar en un local de fumadores, pero ¿cómo evitas estar expuesto a radiaciones aunque no tengas móvil o wifi contratada en casa? Cada 3 ó 4 manzanas hay un edificio con una antena de repetición para telefonía móvil, por ejemplo.

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