La Casa del Perro

Málaga tiene algunos lugares que me gustan mucho. Y otros que detesto. Algunos de los lugares que más me gustan son restaurantes. O bares. Éste que da titulo a la entrada es uno de ellos: La casa del perro.
Éste restaurante tiene tres cosas que me gustan mucho. Lo primero obviamente su comida. Es un restaurante de comida moderna, que combina los platos clásicos de la gastronomía malagueña y andaluza con mezclas atrevidas y una presentación exquisita. Se presentan sus platos en dos modalidades: bocados, pequeñas porciones que comer de una vez, para que todo su sabor inunde a la vez la boca; y mordiscos, medias raciones de platos igualmente elaborados con mimo. Es un restaurante estupendo para pedir comida que compartir entre los comensales. El tan típico tapeo andaluz llevado al siglo XXI. Especial mención a sus postres. Pida un perro verde, no se arrepentirá.

Lo segundo es el ambiente, delicado, tranquilo, libre de humos. Dedicado a las artes con poesia en las paredes, música y, en ocasiones, proyecciones fotográficas. Mobiliario de madera, y mesas preparadas con estilo. Un toque elegante y cuidado que sirve de marco perfecto para la propia presentación de los platos. Tiene algunas mesas algo más retiradas que son estupendas para una velada romántica.

Lo tercero su ubicación. Y esto puede sorprender, porque es difícil de encontrar si no se conoce. Y eso te hace ver que no es un sitio que se llene, que se llena, por ser evidente, sino que se se busca porque un cliente satisfecho, algún amigo o conocido, te lo recomienda. Está ubicado en pleno centro de Málaga, en la calle Andrés Pérez, que parece un callejón oscuro que parte de la plaza de los Mártires para ensancharse en una callejuela decorada con citas. Muy cerca de la Plaza de la Constitución.

Su comida, su decoración y su localización lo convierten en un lugar estupendo para sorprender a tu pareja, o ligue ;), una noche. O para llevar a tus amigos. Con un poco de misterio. Y con un precio que, sin ser muy elevado, te dejará en buen lugar.

Después de la cena y el postre, se puede seguir de tranquileo y tomar un te en la tetería Haren, situada en la misma calle, o salir de marcha y tomar unas copas en los bares que abundan en esa zona.

El aparcamiento no es un problema, ya que tiene el parking de Tejón y Rodríguez a escasos metros. Aunque yo recomiendo aparcar algo más lejos, en el centro o en la Marina y callejear hasta encontrar el lugar. El local abre a las 20:30. Conviene no llegar muy tarde.

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