La vida es lo que ocurre mientras haces planes
Mi vida no es como la pensé cuando tenía 18 años. Salí del colegio para ir a la Facultad de Medicina. Creía en Dios, era católico. Y me costaba menos confiar en la gente. Ahora, según el plan, sería médico, estaría trabajando en algún servicio de algún hospital. O haciendo sustituciones como muchos amigos de promoción. Supongo que tendría novia o, quizás a estas alturas estaría casado. Era más o menos lo previsto. Pero os recuerdo que el subtitulo de mi blog hace referencia a lo que Dios, cualquiera me vale, piensa de tus planes. Éstos, y el chico que los pensaba, ya no existen. Fue más o menos cuando empezó a surgir Miguel de Málaga.
Tal y como decía Steve Jobs, “los puntos sólo se pueden unir hacia atrás”. Ahora estoy en uno de esos momentos en que puedo unirlos. Y aunque puedo pensar en matar al que me diga “todo lo malo pasa para que aprendas algo” si sé que he aprendido que, como dicen los americanos, “la mierda sucede” y puedes hundirte en ella o aprender algo. Yo he aprendido un par de cosas. Cuando mi padre murió yo ya me había enfrentado a la muerte, lo viví de otra forma. Llevaba mucho tiempo enfermo, estaba ingresado y vino mucha gente, sus amigos y los de mi hermano y los míos, a su funeral. Pero con mi madre no estaba preparado. Llevaba mucho tiempo enferma, también, y sabíamos que se moría. Pero aun así, llegó de repente. En la mañana temprano, sobre las 9, creo recordar. – Mi padre, ya enfermo entonces, moriría sobre la misma hora cinco años después – No hubo mucho tiempo de preparar el funeral de mi madre y avisar, así que se decidió que se haría en una capilla pequeña, anexa a la principal de Parcemasa, un responso, sin eucaristía, para los pocos que estábamos. Y ya prepararíamos otra cosa con más tiempo. Pero conforme se acercaba el momento, en pocas horas, llegaron muchos de sus compañeros, muchos. Sus amigos. Vinieron los amigos de mi hermano y los míos. Hubo que cambiar lo planeado, y al final se hizo una eucaristía en la capilla principal de la Iglesia de Parcemasa. Se llenó. De gente bastante triste, pero sobre todo agradecida de haberla conocido. Para mí, el recuerdo de este hecho es feliz. me da paz, no tristeza. Aunque sea incapaz de contarlo sin emocionarme.
Mi padre fue cocinero en restaurantes de la costa mediterránea, desde Nerja a Mallorca antes de conocer a mi madre, que trabajó de funcionaria del Ayuntamiento de Málaga desde muy joven. Lo dejó por ella. Por lo que yo recuerdo mis padres eran dos funcionarios municipales que trabajaron, hasta que el cáncer lo impidió, por mi hermano y por mí, por comprarnos los ordenadores que nos encantaban, y de lo que vivimos ambos ahora, y por llevarnos a la Universidad. Quizás es la ilusión que les hacía que fuera médico, tal y como yo decidí, lo que me impidió reconocer, después de la muerte de ambos, que yo ya no quería serlo. Durante varios años trabajé de auxiliar de enfermería e hice varios intentos de volver a una carrera que no estudiaba. ¿Tiempo perdido? En absoluto. Lo que me gusta de mi vida ahora y buena parte de la gente que quiero lo he aprendido y los he conocido en este tiempo.
Mi padre también me decía, cuando veía que no avanzaba nada en la carrera mientras estuvo enfermo, que si ya no me gustaba la carrera no valía la pena obsesionarme y perder la salud, mental, por ello. Por esto yo ya me preguntaba cada día si estaba contento con lo que estaba haciendo. Conseguí un trabajo fijo y bien pagado en el área sanitaria, era valorado en él, pero yo no podía seguir viviendo rodeado de enfermedad. Y se notaba. Lo notaron. Ahora faltan un par de meses para llevar un año desempleado. En este tiempo he aprendido por mi cuenta mucho más sobre programación, fotografía y redes sociales. Que es a lo quiero dedicarme profesionalmente, y no sólo como algo extra como hacía hasta ahora. He hecho nuevos cursos y talleres de fotografía en Apertura, más personales, donde no sólo he aprendido sobre fotografía, sino a mirar de otra forma la propia vida y a saber valorar la enorme cantidad de sentimientos que se pueden llegar a depositar al hacer una fotografía. Ahora aprendo cosas nuevas sobre programación web, y pulo los conocimientos que ya tenía, en un curso en Forman. Dónde no sólo estoy aprendiendo más PHP y MySQL, sino a ver otras formas de enfrentarse a la vida desde el punto de vista de cada persona que estoy conociendo.
Ya no quiero una vida centrada en el campo sanitario. Sé que, por lo vivido, mi presente y mi futuro profesional está en la red. Ya no soy religioso, mi fe se fue diluyendo en el conocimiento, pero sí mantengo una fe sólida en algo: sacaré de la vida, lo que esté dispuesto a poner en ella. No se trata tanto de ver el vaso medio lleno o medio vacío, como de tener una enorme curiosidad vital por saber que será lo próximo que haya dentro del vaso. Y cuando prestas atención a algo más que a tus lamentos, hay multitud de oportunidades con las que llenarlo.
Nunca he encarado con tanta motivación un año nuevo y es porque no me importa tanto a dónde llegar como lo que voy a aprender, aprender da subidón y es adictivo, mientras mis planes se realizan o fracasan. Sé que eso no depende únicamente de mí. Estoy motivado por que, haga lo que haga, el único éxito al que aspiro es que en mi funeral, al que no tengo prisa en asistir, haya gente agradecida de haberme conocido y sé que eso sólo depende de mí conseguirlo.
Que bello lo que has escrito, deseo que la motivación que has encontrado te dure mucho mucho tiempo, y en caso que un día esa motivación se agote, encuentres otra y otra. Yo actualmente sigo sin encontrar la mía… espero que llegue muy pronto.
Después del "subidón" que me ha producido el leerte solo dos cosas, estoy muy orgullosa de ser tu amiga y estoy deseando que hagamos esas fotos!!!, millones de besos CAMPEÓN.
Lo bueno de despegarse de creencias y supercherías es que permite ver a las personas, y en su recorrido, con el paso del tiempo puedes tomar perspectiva. En tu caso, junto a tu eterna inquietud por aprender; continuas creciendo. Bienvenida la motivación, con la que has decidido abrir el año, y desde la que te sigues moviendo.
Creo que tomar decisiones nos hace más grandes, y más fuertes. Esa es la gran ventaja sobre la mediocridad de dejarse llevar (que también es lícito).
Un abrazo 🙂