Odio este maldito frío que se cala en los huesos

Odio este maldito frío que se cala en los huesos. Esta ciudad sólo tiene dos meses de invierno, que apenas pueden llamarse así. Pero tan húmedos que los huesos duelen como si les clavaras agujas. Llevo en esta esquina, frente al restaurante, casi media hora más de lo que había planeado y eso es una señal que no se interpretar. Alicia ha sido uno de mis objetivos más interesantes. Una… Ver la entrada completa

A parte del olor a alcohol y de algún babeo ocasional, algunas veces dices cosas muy interesantes

Era una mañana fría aquella. Había decidido volver a casa andando por el paseo marítimo. Ella había pasado toda la noche y parte de la mañana con un cliente. Pocas veces salía contenta en este trabajo. La había tratado muy bien. La recibió sin prisas, alabando el vestido que había elegido y halagándola todo el tiempo. Era un tipo feúcho, un poco desagradable, bien vestido pero sin costumbre de llevar… Ver la entrada completa

La Gran Máquina

Por fin había llegado el tan esperado día. Hacía un par de semanas que Miguel había empezado a trabajar en aquella empresa. Le había costado meses conseguirlo pero al fin lo había logrado. Recordaba el primer día de trabajo, cuando se abrieron las puertas y la luz inundó aquella nave, ese gran espacio casi único lleno de cubículos. Cada uno con su ordenador, sus auriculares con micrófono, su lista de… Ver la entrada completa

Círculos, ella. (II)

Siempre corriendo, ¡mundo loco en esta cuidad burbujeante!: “que no llego, que no llego…” No ha cambiado con los tiempos, todos con prisas para no llegar a ningún lado que no hayan estado antes. Empuja un caballero con modales de equino. ¿O será el conejo del cuento de “Alicia en el País de las Maravillas”? El tercer vagón a punto de despegar. Siempre me subo en el tercero, tiene una… Ver la entrada completa

Círculos

Dos donuts rellenos, y un capuchino grande, como cada mañana. Aún no ha amanecido del todo. Acabo con los donuts y apuro el café mientras bajo las escaleras de la parada de la Ciudad de la Justicia. Dejo pasar dos trenes antes de subir en el de las 8:30. Esquivo a los trabajadores somnolientos que apenas me ven bajar, como si en su programación no fuera posible que alguien no… Ver la entrada completa

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